Conserva tu tenedor… lo mejor esta por venir!
Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas «en orden». Contactó al ministro de su iglesia y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad.
Le dijo qué canciones quería que se cantaran en su funeral, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.